Cuando se trata de la generación de insumos para la agricultura en Puerto Rico, “se podría hacer mucho más de lo que se está haciendo”, expresó Joaquín Chong Núñez, investigador y catedrático de La Estación Experimental Agrícola (EEA) del Colegio de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM).
Los insumos agrícolas son aquellos productos y recursos necesarios para poder realizar la siembra, manejo y cosecha de cultivos. Algunos ejemplos de insumos agrícolas son: semillas, abonos, fertilizantes, pesticidas, composta y mano de obra. Estos, en gran parte, definen el tipo de agricultura que se practica y cómo afectan nuestras tierras.
Según Chong Núñez, la mayoría de la producción agrícola en Puerto Rico es industrial—un modelo centrado en la producción a gran escala. Esto significa que los insumos utilizados para el cultivo son, mayormente, agroquímicos igualmente importados. Sin embargo, resaltó que el País tiene las condiciones adecuadas para adoptar una agricultura más sostenible y holística—pero falta voluntad.
Una agricultura sostenible (también llamada agroecología o agricultura regenerativa) evita usar insumos químicos, como fertilizantes y pesticidas, que tienen efectos dañinos para el medio ambiente y en nuestra salud.
De acuerdo a Luis Enrique González, agricultor (o, según se identificó, trabajador de la tierra) en la finca Monte Querido en Ponce, una agricultura sostenible es aquella que produce cosecha sin hacerle daño al suelo y sus posibilidades de continuar produciendo.
Asimismo, el agricultor destacó que este tipo de agricultura también implica un balance entre lo ecológico y económico, pues busca cuidar de la tierra y, a la vez, promueve una economía local que incluye el rechazo de insumos externos (importados).
Para Chong Núñez, una agricultura sostenible no sólo se trata de una práctica que sostenga las plantas y los cultivos, sino también una que regenere la salud del suelo del cual nuestros alimentos crecen. Sin embargo, un modelo de agricultura sostenible resulta ser percibido como “costoso” para el presupuesto típico en Puerto Rico dado a la falta de conocimiento, argumentó.
“A largo plazo, una agricultura sostenible es mucho más barata, pero inicialmente puede ser altamente costosa, no porque sea más cara, sino porque la gente no tiene el conocimiento de hacerlo apropiadamente…Si la gente supiera qué hacer con todos los insumos orgánicos (residuos orgánicos), sería mucho más económica”, explicó el investigador, quien resaltó que, a pesar del conocimiento limitado, en Puerto Rico sí existen agricultores que practican el modelo sostenible, aunque estos sean pocos y pequeños.
Varios de los insumos agrícolas, así como la composta, pueden ser producidos de materiales reciclados, algo que forma parte del conocimiento necesario para fomentar una agricultura sostenible.
“Mucho material (ej. residuos orgánicos) se va a los sistemas de relleno sanitario. Estamos botando material que realmente es un insumo que se puede reutilizar”, explicó Chong Núñez. “Pero no hay incentivos (para reutilizar), porque por cada metro de ‘basura’ que reciben los vertederos, reciben dinero”, añadió.
En comparación con algunos insumos agrícolas, como fertilizantes, aquellos producidos a base de material orgánico son más beneficiosos para la tierra, pues tienen una mayor diversidad de nutrientes y agua para reforzar la planta y proteger el suelo de enfermedades y erosión. Por esta razón, el aprovechamiento de recursos como los residuos orgánicos podrían ser altamente rentables para una agricultura sostenible.
Por otro lado, González resaltó la necesidad de fomentar una agricultura que no dependa en compra y venta, sino una donde todos los componentes (insumos) vengan de un mismo espacio (es decir, localmente). De igual forma, Chong Núñez indicó que la dependencia de Puerto Rico en las importaciones presenta un obstáculo para la seguridad alimentaria y para los insumos agrícolas (es decir, que no llegue ni comida ni insumos al País).
“Hay que pensar a largo plazo, porque, de todos modos, nos vamos a ver obligados a movernos a otra agricultura [una más sostenible] porque el método industrial puede colapsar en cualquier momento”, explicó el investigador.
Asimismo, González resaltó la importancia de abordar la soberanía alimentaria como una necesidad actual y colectiva. “Estamos [la actual generación] distraídos y vivimos en comodidad. No sentimos un sentido de urgencia sobre la necesidad de la comida porque nuestras necesidades están saturadas”, explicó.
En tanto, fomentar una agricultura sostenible es indispensable para lograr desarrollar un Puerto Rico que tenga la capacidad de alimentar su gente con sus propias fincas y reutilizar sus propios recursos para nutrir su tierra.
En la segunda parte de esta nueva serie, estaremos explorando cómo exactamente se practica la agricultura industrial en Puerto Rico y sus efectos, así como la transición hacia la sostenibilidad de algunas fincas del País.